¿En pleno mes de agosto aún no tienes decididas tus vacaciones? No deberías dejar pasar por alto una de las mejores opciones para este cálido mes, viajes a Grecia, mil y una posibilidades para los viajeros más exigentes, o para los que, a estas alturas, aún no tienen destino.
En Grecia se dice que hay un rincón para cada persona, pero el consenso dice que hay un lugar para todos, Milos. Se trata de una isla que oferta al viajero al visitante bañarse en sus múltiples calas, caminar entre restos de prominentes volcanes o bucear en refugios de piratas que hasta hace no tanto, surcaban sus mares. A pesar de sus grandezas, la isla de Milos ha sabido tener voz propia y no masificarse, algo que ha supuesto un lastre para sus vecinas Santorini o Mykonos.
De hecho, Milos, ha sido seleccionado como la mejor isla de todo el continente europeo por la prestigiosa revista de viajes estadounidense Travel + Leisure. Ubicada a apenas está tan sólo a 150 kilómetros de la capital del país, Atenas, con la que conecta un ferry en apenas 3 horas o 45 minutos vía aérea, esta isla con forma de U y de formación volcánica es un buen destino para desconectar de la rutina durante el período vacacional.
Sorprende de Milos sus numerosas playas y calas, una de las más impresionantes, y a la que únicamente se puede llegar por el mar, es Kleftikó, con enormes acantilados y cuevas marinas, refugio en sus días de numerosos piratas, de hecho su nombre significa ladrón en griego. Se trata de una playa que está protegida dentro de la Red Natura 2000, un programa de conservación de biodiversidad de las instituciones comunitarias cuya prioridad en esta isla es conservar el entorno natural, hábitat de especies de mamíferos como la foca monje y también de reptiles, así como uno de los humedales más extensos de todo el país.
Al norte de la isla se emplaza la impresionante Sarakinikó, un paisaje lunar en pleno planeta Tierra. La erosión de los elementos sobre las rocas volcánicas ha generado una playa que es un auténtico espectáculo para la vista, rocas de color blanco de formas sinuosas en pleno contraste con el agua cristalina. Un punto que hay que conocer si o si.
En efecto, la frenética actividad volcánica de esta isla griega Milos ha creado una gran riqueza geológica. Por toda la isla podemos encontrar ejemplos de lo caprichosos que son el aire y el agua a la hora de configurar tallas en las rocas.
Es cierto que moverse por la isla no es demasiado fácil, su rudimentaria red de carreteras, hace un poco complicado los trayectos por tierra, siendo a veces mucho más rápido y cómodo moverse por barco, pero eso forma parte de la aventura y de su particular encanto.
Un claro ejemplo de ello es el sinuoso camino que conduce a la denominada cala de Tsigrado. Se accede a ella por unas escarpadas escaleras construidas en madera y atadas por cuerdas. Es relativamente difícil llegar allí, pero merece la pena la recompensa. Para los que viajan con personas mayores, de movilidad reducida o en familia, con niños pequeños, hay alternativas más accesibles, como Papikinu. Estamos hablando de una playa familiar, de arena fina, localizada muy cerca del puerto de Adamas. No muy lejos de allí conviene detenerse en dos pequeños pueblos que parecen anclados en siglos anteriores. Firopótamos y Mandrakia, dos municipios donde se puede comer el pescado más fresco, del mar a la mesa, directo.
También es muy recomendable dedicar unas horas a descubrir los espléndidos callejones de la capital de Milos, Plaka. Tiendas y bares y restaurantes para distraerse hasta que llegue el momento de visionar su magnífica puesta de sol.
Pero no sólo se puede hacer turismo de sol y playa en Milos. Los que quieran un viaje completo y sumergirse de lleno en la cultura griega, que sepan que, aunque la Venus de Milos se guarda, con celo, en la capital francesa, París es originaria de esta isla. En la misma zona se encuentran las ruinas de un teatro de la época helena, mejorado por los romanos con mármol de la isla de Paros, y que hoy en día sigue en funcionamiento, acogiendo representaciones teatrales y musicales durante los meses de verano.
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