En el mar Jónico se encuentra una de las más bellas islas de Grecia, Corfú, un enclave relacionado con la mitología helena y con una larga y hermosa historia.
Con apenas 85 kilómetros de longitud y 18 de anchura, es un pequeño enclave que forma parte del Archipiélago de las Islas Jónicas.
Su capital se llama también Corfú y es una ciudad para perderse, ya que su parte vieja fue declarada por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad en 1997.
Con apenas 30.000 habitantes censados, se ha convertido sin embargo en un centro turístico de primer nivel.
La ciudad vieja ha crecido dentro de las fortificaciones, con un urbanismo muy agradable, conformado por callejuelas estrechas, limpias y con el suelo hecho a base de guijarros.
Hay diferentes casas de estilo veneciano de la época dorada de la urbe, aunque las más llamativas son las construcciones inglesas de los siglos XIX y XX, de estilo neoclásico.
En el interior de la ciudadela destaca por su belleza y prestancia la Catedral, dedicada a Nuestra Señora de la Cueva. Con ella compite en elegancia la Iglesia de San Spiridón, que guarda la tumba del patrón de la isla.
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