Las Islas Griegas son, sin duda, el mayor exponente turístico de este país mediterráneo y uno de los lugares más demandados por todos los visitantes a la hora de programar sus viajes a Grecia.
El archipiélago de las Islas Cícladas es uno de los más conocidos, puesto que allí se localizan dos joyas como son Miconos y Santorini. Pero estas son sólo dos de las más de 5.000 que se calcula que posee el país, con apenas un centenar de ellas con población permanente durante todo el año.
Una de ellas es Zante, que evoca toda la esencia jónica helena en sus aproximadamente 400 kilómetros cuadrados de extensión. Allí se pueden disfrutar de zonas montañosas, densos bosques, verdes praderas e impresionante acantilados con calas de aguas turquesas y playas de arenas blanca muy fina, en sus más de 120 kilómetros de costa con otras de verdes llanuras y poderosos acantilados con calas de arena blanca y aguas turquesas.
La vida en la isla de Zante es sinónimo de tranquilidad, pues ha sabido conservar inalterables al paso del tiempo sus milenarias tradiciones, en sus pueblecitos y aldeas distribuidos por toda la isla.
Esto contrasta con las zonas más turísticas de la isla, donde la variedad cultural, de gentes y el estilo griego de saber disfrutar de la vida, confieren a esta zona de un lugar único donde pasar una temporada de vacaciones. Todo ello rodeado de naturaleza, sol, playa, restos arqueológicos y una gastronomía asombrosa.
Mención especial merece, precisamente, su cuidada gastronomía, muy vinculada a la tierra, a la tradición y al característico clima mediterráneo imperante en la zona. Buena muestra de ello es sus magníficos productos, como las aceitunas, los limones o las uvas, auténticas delicias y con las que se condimentan numerosos platos del especial modo de entender el buen comer de esta isla griega.
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