En el anterior artículo de Egrecia decíamos que la isla de Milos es una de las más bellas de todas las que jalonan la costa griega. Cada vez son más las personas que se preocupan por hacer una visita a la isla de Milos durante sus viajes a Grecia. En el anterior artículo sobre Milos descubrimos los mejores rincones de la isla, en este vamos a tratar de profundizar en algunos aspectos para que su estancia sea lo más agradable posible, profundizando en aspectos gastronómicos, de alojamiento y de transporte.
¿Dónde comer en Milos?
Grecia es un paraíso para los amantes del buen comer y el buen beber y Milos no se queda a la zaga. Con sus propios platos y vinos, es una versión propia de la rica y variada gastronomía helena, con platos basados en productos de calidad y transmitidos a lo largo de generaciones. Son especialmente reseñables las famosas empanadas de Milos. Por supuesto, en Milos, encontrarás Musakas, ensaladas, quesos, pescado fresco, calamares… pero también postres, la especialidad de la isla es el bizcocho de naranja, una auténtica delicia.
¿Cómo moverse por la isla?
Milos es una isla, para bien y para mal. Es por ello que las distancias no son muy grandes, aunque también conviene señalar que las carreteras no son muy modernas, por lo que hay que ser prudente y limitar la velocidad. Lo mejor para desplazarse por Milos es tener tu propio vehículo, ya sea la comodidad del coche, la agilidad de la moto o las posibilidades de un quad. Esta última opción es muy positiva, ya que nos permite acceder a los rincones más recónditos de la isla, a los que habrá que acceder tras pasar por caminos repletos de baches y piedras. Otra alternativa es la bicicleta de montaña.
¿Dónde dormir?
Al ser una isla muy turística, las opciones con múltiples, desde hoteles exclusivos con precios elevados, hasta pensiones a precios muy económicos. Una buena alternativa es no alojarse en la capital, Plaka y apostar por hoteles u apartamentos en otras localidades como Triovasalos, donde hay calidad a precios más baratos y sin la masificación que en algunos meses del año puede llegar a saturar de la capital de la isla, fundamentalmente a la hora en la que lleguen los cruceristas.