A primera vista simplemente parece una colina rocosa, aunque con magníficas vistas sobre los tejados de la capital ateniense.
Pero en su historia está su valor, su significado importante para el pueblo heleno y para toda la Humanidad. Pnyx es mucho más que una colina célebre en Atenas, es el lugar donde se fraguó la democracia como sistema popular de votación.
En este lugar se reunieron desde el siglo VI hasta el IV antes de Cristo todos los habitantes de la urbe para dirimir sus decisiones, para elegir de forma consensuada sobre los temas más importantes que tenían que ver con la vida en la ciudad y también con el Estado.
En este lugar mítico se pueden apreciar aún los cimientos del altar dedicado a Zeus Agoraios, protector de la Asamblea.
Según los escritos y dibujos conservados del lugar, los historiadores aseguran que esta Asamblea o Parlamento griego contaba con dos monumentales stoas o pórticos grandes que servían como entrada al recinto, conformado en forma de hemiciclo.
Emociona saber que en la Colina de Pnyx pronunciaron sus discursos a todo el pueblo algunos de los mejores oradores que haya dado jamás la Humanidad, como es el caso de dos insignes políticos atenienses: Alcibíades y Pericles.
Este primer parlamento democrático de los seres humanos fue el predecesor de todas las democracias que existen hoy en día sobre el globo terráqueo.
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