Cuando los visitantes piensan en realizar sus viajes a Grecia, la primera opción suele ser recalar en una de las miles de islas que posee el país. No obstante, Grecia no es solo islas, y su parte peninsular posee numerosos atractivos para los turistas más exigentes. Comenzando por la capital del país, Atenas, un lugar no se puede dejar de visitar. Se trata de una ciudad vibrante, sinónimo de historia. De hecho, su existencia se remonta hasta hace 3000 años, siendo una de las ciudades habitadas más antiguas del mundo ininterrumpidamente.
De paseo por sus calles se tiene la oportunidad de trasladarte a la Grecia Antigua y disfrutar del conjunto de sus monumentos. La mayoría de ellos están completamente restaurados. Destacan El Hefestión, el Ágora, el templo de Zeus o la increíble Acrópolis. Además no se puede pasar por alto el barrio de Plaka, en pleno centro de la urbe. Mención especial merece la Acrópolis de Atenas, uno de conjuntos arquitectónicos más apreciados del mundo. Si hay un lugar en esta ciudad que no te puedes perder, esta es la Acrópolis y sus templos. Hablamos del sitio arqueológico más importante de todo Occidente, que data del siglo V a.C.
Su principal atractivo es el Partenón. Erigido en mármol entre los años 447 y 438 aC y es el principal icono de Grecia. Pero la Acrópolis de Atenas es mucho más que el Partenón. El Erecteión y los otros templos de la Acrópolis son otras auténticas de la humanidad.
La entrada general al monumento, que fue catalogado como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 1987, cuesta 20€. Existe una tarifa reducida de 10€ para las personas mayores de 65 años y estudiantes universitarios fuera de la Unión Europea. La entrada es gratuita para los menores de 18 años, estudiantes dentro de la Unión Europea, personas con más de un 67% de discapacidad y también para periodistas.
Dejamos temporalmente la capital del país, Atenas, para adentrarnos en la península griega. Aquí encontramos algunos de los atractivos más importantes del país. Uno de ellos es el Monte Olimpo, la montaña más alta de Grecia. Con 2917 metros de altura, es el pico más alto del país y su cumbre siempre está nevada durante los meses de invierno. Según la mitología clásica allí habitaban los dioses olímpicos. Si quieres subir a la cima, se requieren un par de días para coronarlo y hay un refugio a medio camino donde parar a descansar.
Otro foco imprescindible es Delfos. Ir a conocer de primera mano el misticismo de Delfos una excursión de un día muy típica desde Atenas. Delfos se consideraba el centro del universo en la Antigua Grecia, por eso era un importante centro de peregrinaje. Mucha gente iba al Oráculo de Delfos a buscar los consejos de mujeres que teóricamente tenían poderes otorgados por el dios Apolo. Los restos arqueológicos de Delfos conservan un teatro con capacidad para 5.000 espectadores, varios templos y el estadio donde se celebraban los Juegos Píticos, una especie de Juegos Olímpicos.
Por último, es muy recomendable dejar tiempo para la visita al Teatro de Epidauro.
Se trata de un teatro que se construyó en el siglo IV aC y tenía capacidad para 15.000 espectadores. Ha servido de modelo para numerosos teatros griegos y actualmente sigue acogiendo algunas funciones. En efecto, allí se realizan numerosos certámenes y festivales de danza, teatro y música. Además de su función en la antigüedad, tiene un significado simbólico para el país, dado que fue en se icónico lugar done se proclamó la independencia de Grecia en 1822.
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