Tan solo 4 kilómetros de mar la separan de la costa turca, en concreto de la ciudad de Bodrum. Sin embargo esta isla del Dodecaneso pertenece a Grecia y es famosa por su tranquilidad y sus paisajes.
Nos estamos refiriendo a Kos, una pequeña franja de tierra de 40 kilómetros de longitud por apenas 8 kilómetros de anchura.
En este pequeño oasis en mitad del mar Egeo viven unos 31.000 habitantes y tiene las dimensiones perfectas para moverse en moto, aunque también hay un magnífico servicio de autocares, por si no se atreven a conducir.
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Anecdóticamente esta isla fue ocupada por Alemania durante la Segunda Guerra Mundial hasta el año 1945. Después se convirtió en un protectorado británico, hasta que en 1947 Gran Bretaña la cedió definitivamente a Grecia.
Para llegar a Kos lo más cómodo es coger un vuelo desde Atenas, ya que hay varias conexiones aéreas diarias. El trayecto por mar no se lo aconsejamos, a no ser que sea un amante de la navegación y esté dispuesto a pasarse muchas horas navegando.
Eso sí, si desde Kos se plantea visitar alguna de las islas vecinas de Kalimnos, Psérimos y Nisiros, la mejor opción es el hidrofoil, rapísimo, o coger alguno de los barcos turísticos locales.
Kos es conocido por la belleza de sus playas. Las mejores se hallan al sur de la isla y tienen fama mundial, como es el caso de Camel, Crazy Beach, Paradise, Ayios Stefanos y la región de Kefalu.
El patrimonio artístico de la ciudad de Kos es vailosísimo. No dejen de visitar el Agora antigua, el pórtico ni, por supuesto, el célebre Santuario de Afrodita.