Situada en medio del golfo Sarónico se halla un verdadero paraíso terrenal, una nube en la tierra, un lugar donde perderse del ritmo frenético que impone la civilización del siglo XXI.
Para los enemigos de las masas, para los que aman el turismo en pequeña escala, hoy les proponemos un destino excepcional, sólo para los más atrevidos.
Nos estamos refiriendo a la isla de Aegina (Egina en castellano), emplazada a tan solo a 20 kilómetros del puerto de El Pireo, a una decena de kilómetros de la costa noreste de la península de Methano, en el Peloponeso.
La entrada a la isla por mar es realmente espectacular, ya que su puerto es tremendamente pintoresco, rodeado de casas antiguas tradicionales, una antigua ermita y numerosos barcos de pescadores dispuestos siempre a salir a faenar.
Quizás el monumento más interesante y visitado de la ciudad sea la Columna del antiguo Templo de Apolo, un legado espléndido de las antiguas culturas.
Otra de las atracciones que no se puede perder es el Museo Arqueológico de Aegina, que conserva restos valiosísimos de otras civilizaciones.
Pero sin lugar a dudas la isla es célebre en todo el mundo por su incomparable Templo de Afaia, uno de los tres templos del antiguo triángulo sagrado formado también por el Partenón y el Templo de Poseidón del cabo de Sunión.
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