Pilos sorprende al visitante de viaje por Grecia desde antes de poner un pie en ella. La presencia de sus características embarcaciones de pesca de alegres colores en su puerto da la bienvenida al viajero. Contrasta con la sobriedad y luminosidad de sus casas de un blanco nuclear, con los marcos de las ventanas en un azul oscuro, aunque muy vivo. Pero el verdadero símbolo de Pilos es su coqueta pero preciosa iglesia ortodoxa que, sobre lo alto, domina toda la bahía.
Esta localidad es una de las más bonitas y turísticas de toda la península del Peloponeso. Se parece a otras, como el que conozca otros destinos del país podrá comprobar. Pero Pilos posee una magia especial, fruto de su emplazamiento privilegiado en la punta de una enorme bahía y la tupida vegetación de árboles y chumberas que circundan la ciudad.
La puerta de entrada principal a este paraíso heleno es su puerto natural, uno de los mejores del Mar Mediterráneo. Se trata de un enclave que a lo largo de la historia ha sido muy disputado, ya que en virtud del islote de Sfatiria, localizado en el centro de la bahía, esta plaza dispone de carácter casi inexpugnable.
Una vez nos adentramos en las serpenteantes callejuelas del casco histórico de la villa, podemos darnos cuenta de lo bien defendido que estaba Pilos en las épocas en que muchas civilizaciones querían hacerse con esta perla. Por ello dos majestuosos castillos protegen la ciudad desde ambos flancos.
El llamado Neo Kastro es el que mejor conservado se encuentra de las dos fortalezas, rodeado de suntuosos muros. Dentro hay una diminuta iglesia que en un tiempo pasado fue también mezquita, cuando los otomanos controlaban este territorio. Dentro del castillo podemos encontrar un patio de mazmorras que estuvo en uso hasta el siglo XX como cárcel.
La otra fortaleza de Milos está algo más alejada del centro de la ciudad, aproximadamente a seis kilómetros de distancia. El Paleo Kastro está peor conservado, pero guarda la estructura y encanto de tiempos mejores. Lo mejor es el precioso paseo que conduce al castillo desde el centro de la ciudad, rodeado del mar a un lado y la vegetación, al otro.
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