Tesalónica o Salónica, porque ambas denominaciones son aceptadas para esta ciudad, es la segunda urbe de Grecia en número de habitantes y en importancia económica. Además es la ciudad con más universitarios de todo el país, una especie de capital universitaria helena, por lo que la fiesta siempre está muy presente en la capital de la región de Macedonia, al norte de Grecia.
Muchas veces Tesalónica queda fuera de los circuitos turísticos por Grecia, lo cual es un error. Esta ciudad merece la pena. Su historia ha sido siempre convulsa, pasó por manos romanas, después formó parte del poderosos imperio de Bizancio, luego bajo el poder de los otomanos hasta que al final en los primeros compases del siglo XX, pasó a formar parte de la Grecia actual. Esa amalgama de culturas está muy presente en la ciudad, forjada en un carácter abierto y multicultural como pocas en Europa.
Por todo ello y por los monumentos como la Rotonda del Siglo IV, Tesalónica fue declarada por la UNESCO ciudad Patrimonio de la Humanidad.
La ciudad está dividida en tres partes, la zona alta, la zona baja y la zona del puerto, junto al mar. Cada una de las zonas tiene su encanto y bien merece la pena un recorrido “sin mapas”, dejándose llevar por el instinto viajero.
La parte alta de Tesalónica no fue afectada por el gran incendio que destruyó la ciudad, por lo que se ha conservado casi intacto todo su encanto con el conjunto de callejuelas empinadas y casas bajas con patios muy cuidados.
En la zona de la parte baja está el centro de Tesalónica. Aquí se localizan la gran mayoría de iglesias de estilo bizantino, la catedral ortodoxa y las ruinas romanas. La estructura de la zona baja bien difiere de la zona alta porque las protagonistas son las grandes avenidas y calles bien estructuradas repletas de tiendas y cafés, siempre llenos y animados a casi cualquier hora del día.
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