Estamos en pleno invierno, hace frío, llevamos todos unos meses muy duros de restricciones como consecuencia de la pandemia de Covid-19, qué mejor que comenzar a planificar nuestros próximos viajes a Grecia, ya de cara a la temporada de verano?
Si optamos por elegir un viaje por las Islas Griegas, es muy posible que encuentres casitas color blanco, aguas azul turquesa, playas de arena muy fina, maravillosas puestas de sol, una gastronomía insuperable e innumerables restos arqueológicos en los casi 5.000 islas e islotes que pertenecer a Grecia. Hoy vamos a descubrir más en profundidad tres de estos rincones.
Skyros
La isla de Skyros es una de las más destacadas de toda la geografía griega. Se localiza en la zona más occidental del Mar Egeo, en el archipiélago de las Islas Espóradas. Seguramente sea la más tranquila de todas sus islas hermanas. Hablamos de un paraíso donde reina la paz, apenas hay vida nocturna ni ruido proveniente de los vehículos a motor, ya que apenas hay en este lugar. El modo de transporte más habitual de esta isla helena es la bicicleta, un medio sostenible, saludable y silencioso.
En Skyros se recomienda buscar alojamiento en su capital y principal pueblo, para tener acceso a servicios como bares, restaurantes, supermercado, farmacia, y que sirva de punto de origen y destino de las excursiones que se pueden realizar en este rincón, como las famosas playas de Atitsa, Palamari, Gyrismata y Ahrounes.
Llegar a la isla griega de Skyros es muy fácil en avión, hay varias conexiones diarias desde Atenas, la capital griega, y Tesalónica, la segunda ciudad más poblada del país.
Zante
Ubicada en el archipiélago de las Islas Cícladas, Zante, alberga todo lo que se pueda desear en sus apenas 400 kilómetros cuadrados de extensión. En esta isla se puede encontrar montañas, bosques, praderas y acantilados sobre calas de aguas turquesas y playas de arenas blancas, a lo largo de sus aproximadamente 120 kilómetros de costa.
La isla de Zante, al igual que Skyros, es sinónimo de tranquilidad. Este lugar ha sabido preservar sus atractivos frente al paso del tiempo y aún conserva sus milenarias tradiciones.
Es algo que contrasta con las zonas más masificadas por el turismo de la isla, donde la hay de todo y para todos los gustos. Una infraestructura turística de primer nive combinada con pequeños pueblos y aldeas donde el turista es todavía un rara avis.
Cabe destacar la deliciosa gastronomía de esta isla, muy conectada a la tierra y a la tradición mediterránea. Las aceitunas, los limones o las uvas son los máximos exponentes de sus productos más típicos.
Milos
Gran parte del encanto de esta isla se debe a sus preciosas y cuidadas playas, unas de las mejores del país. Milos alberga alrededor de 70 arenales. Las más bonitas según nuestro punto de vista son las de Sarakiniko, rodeada de un paisaje lunar, la de Poliorema, un rodeada de ruinas de las minas de la antigüedad, las playas de Papafragas o Tsigrado, con aguas cristalinas donde zambullirse y disfrutar de deportes acuáticos, como el buceo o el snorkel.
No cabe duda de que el lugar más famoso de Milos es Kleftiko. Se trata de un conjunto de curiosas formaciones rocosas que han formado una cadena de cuevas junto al mar. Para descubrirlo se puede realizar una excursión por vía terrestre, siguiendo el sendero paralelo o bien a través del mar, en uno de los numerosos barcos que ofertan este trayecto.
El Anfiteatro de Milos o las catacumbas, las segundas más importantes de todo el mundo, tras las de Roma. son dos de los atractivos culturales para los que busquen un poco de historia de la antigua Grecia clásica en esta isla de ensueño.
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